lunes, 14 de diciembre de 2009

CRISTINA GALVEZ : CUANDO LA PASION CREADORA QUEMA EN LAS VENAS

CRISTINA GALVEZ: CUANDO LA PASION CREADORA QUEMA EN LAS VENAS
15 de abril del 2009 | por: Lucy Edmee Angulo Lafosse
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Un tributo a Cristina Gálvez, un poco de lo mucho que ella merece

Cristina Gálvez (1916-1982)

Con gran nobleza y amor proyectó su espíritu materno a través de su ejemplo a muchos artistas. Hoy después de 25 años se le reconoce por su magnífica labor en las artes.

Con el título de la muestra "El Gesto en el Vacío", el Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Perú le rinde un homenaje a su labor escultórica (15 de abril al 28 de junio).

Ella, nuestra Cristina, con sus cigarrillos negros en la mano, su lápiz y su mirada aguda llena de asombro se acercaba sigilosa y silenciosa hacia nosotros en ese entonces sus alumnos, en el taller de dibujo que dirigía. Siempre decía, "¡muy bien!, sigue así estás avanzando". Luego tomaba el lápiz y nos hacia alguna recomendación acompañándola con una explicación inteligente. ¡Cómo olvidarme de los cafecitos en el intermedio, en la hora del relax!

Cristina nunca tuvo hijos, pero fue madre de muchos de nosotros, con su ejemplo y su austeridad nos trasmitió el espíritu de devoción y el compromiso con la profesión más hermosa y difícil de llevar a cabo: ser artistas.

De voz algo afónica, amplia sonrisa, trabajaba en su obra todas las noches hasta altas horas de la madrugada, era su tiempo. Ella era así, reinaba en el silencio donde las ideas cobraban vida y se transformaban en bocetos dibujos, esculturas, en fin…

Su bondad era ilimitada y lo hacía con mucha discreción, yo fui una de las afortunadas en recibir una beca de parte de ella para dibujar en su taller. Recuerdo que, estudiante en La Escuela de Bellas Artes, con una hija y con limitados recursos, Cristina, al ver que no podía pagarme el curso, me invitó a asistir a su taller.

Llegó incluso a ofrecerme algunas veces, que no fueron pocas, papel y lápiz para que no gastara. Mi pudor ante tanta generosidad me inhibía de asistir con la continuidad que hubiera querido. Así era Cristina, generosa, noble y sencilla, como solo son los grandes. Hoy tengo el placer de compartir con ustedes mis vivencias con Cristina.

Gracias a su ejemplo, cuando me llegó el tiempo de enseñar, mi paradigma fue ella. Nunca olvidé ni olvidaré su generosidad… hoy continuo la cadena de ese ejemplo, de dar mi diezmo y ser delicada al impartir instrucciones a mis alumnos, como si fueran niños para no maltratar su alma y permitir que, trascendiéndose, dejen expresar al artista que es en potencia todo ser humano.

La vida da muchas vueltas... esta noche me reencontré con muchos de los que fueron sus discípulos, hoy grandes artistas que representan el orgullo y el patrimonio cultural de nuestro país. Ahí, en ese momento, la imagen, Cristina estuvo presente.

Gracias Cristina

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