miércoles, 30 de junio de 2010

El telescopio TRACE (Nasa, 1998) confirma la “música de las esferas”

La atmósfera del Sol emite ondas sonoras 300 veces más graves que los
tonos que pueda captar el oído humano

El TRACE ha confirmado la ancestral tradición de la música de las
esferas, según la cual los cuerpos celestes emiten sonidos armónicos.
Aunque la música de las esferas ha derivado primero en la noción de
armonía universal y después en simetría, ahora se ha descubierto que
la atmósfera del Sol emite realmente sonidos ultrasónicos y que
interpreta una partitura formada por ondas que son aproximadamente 300
veces más graves que los tonos que pueda captar el oído humano. Por
Eduardo Martínez.

La música de las esferas ha apasionado desde siempre a los estudiosos
del Universo. Para los pitagóricos, los tonos emitidos por los
planetas dependían de las proporciones aritméticas de sus órbitas
alrededor de la Tierra, de la misma forma que la longitud de las
cuerdas de una lira determina sus tonos. Las esferas más cercanas
producen tonos graves, que se agudizan a medida que la distancia
aumenta.

Lo más hermoso era que, según ellos, los sonidos que producía cada
esfera se combinaban con los sonidos de las demás esferas, produciendo
una sincronía sonora especial: la llamada “música de las esferas”.

Para los pitagóricos, por tanto, el Universo manifiesta proporciones
“justas”, establecidas por ritmos y números, que originan un canto
armónico. El cosmos, a sus ojos, es por tanto un sistema en el que se
integran las siete notas musicales con los siete cuerpos celestes
conocidos entonces (el Sol, la Luna y los cinco planetas visibles). A
estos planetas se añadían tres esferas suplementarias que alcanzaban
el 10, el número perfecto.

La misma armonía celestial fue descrita por Platón cuando, en
Epinomis, declaró que los astros ejecutan la mejor de todas las
canciones. Cicerón también se refirió en el canto de Escipión a ese
sonido tan intenso como agradable que llenaba los oídos de su héroe y
que se originaba en las órbitas celestes, reguladas por intervalos
desiguales que originaban diferentes sonidos armónicos.

La gran música del mundo

La tradición que consideraba al Universo como un gran instrumento
musical se prolonga durante la Edad Media y hasta el siglo XVII, en el
que tanto Kircher (que hablaba de “la gran música del mundo”) como
Fludd (que concebía un Universo monocorde en el que los diez registros
melódicos evocados por los pitagóricos traducían la armonía de la
creación), dejaron constancia de su vigencia.

Sin embargo, fue el astrónomo Kepler quien estableció que un astro
emite un sonido que es más agudo tanto en cuanto su movimiento es más
rápido, por lo que existen intervalos musicales bien definidos que
están asociados a los diferentes planetas. Kepler postuló, en su obra
Harmonices Mundi, que las velocidades angulares de cada planeta
producían sonidos.

De hecho, Kepler llegó a componer seis melodías que se correspondían
con los seis planetas del sistema solar conocidos hasta entonces. Al
combinarse, estas melodías podían producir cuatro acordes distintos,
siendo uno de ellos el acorde producido al inicio del universo, y otro
de ellos el que sonaría a su término.

Newton, mecanicismo y armonía

Casi un siglo después, Newton engloba dos visiones del mundo que
parecían antagónicas: el mundo mecanicista (el gran reloj universal) y
el orden superior que rige al Universo. Su visión mecanicista, que
permitió la predicción de apariciones de cometas e incluso el
descubrimiento de Neptuno mediante operaciones de cálculo, reforzó la
idea de que el Universo manifiesta una gran armonía.

De esta forma, desde los pitagóricos a la física moderna, todas las
propuestas teóricas que han pretendido explicar el mundo han utilizado
la misma noción de armonía evocada por Newton.

Después de Newton, la armonía será invocada por los físicos para
describir y comprender el mundo, aunque de forma diferente. Einstein,
por ejemplo, descubrió la Relatividad porque estaba convencido de la
armonía del Universo.

El nuevo lenguaje de la física y la astrofísica habla de espectros,
frecuencias, resonancias, vibraciones y de análisis armónico, según el
cual una señal variable en el tiempo puede describirse mediante una
composición de funciones trigonométricas.

SHIAR
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Armonía geométrica

Por lo general, esta armonía universal es descrita más de forma
matemática y geométrica que musical: a finales del XIX, los físicos
descubren que los rayos de emisión que se producen de una des-
excitación del átomo se expresan mediante una fórmula única compuesta
de números enteros, similares a los intervalos musicales.

En la actualidad, la armonía espectral se explica a través de la
mecánica cuántica, ya que los niveles de energía de los electrones de
un átomo, que son discontinuos, se pueden expresar también mediante
números enteros.

Esta armonía oculta ha adoptado así un nuevo nombre, la simetría, ya
que la física actual emplea las simetrías geométricas para describir,
unificar y clasificar a las partículas elementales y sus
interacciones, así como para explicar los diferentes modelos teóricos
del Universo.

Por ejemplo, una de las más recientes teorías físicas describe a las
partículas elementales no como corpúsculos, sino como vibraciones de
minúsculas cuerdas, consideradas entidades geométricas de una
dimensión. Sus vibraciones se fundan en simetrías matemáticas
particulares que representan una prolongación de la visión pitagórica
del mundo y la recuperación, en la más moderna visión del mundo, de la
antigua creencia en la música de las esferas.

De Kepler a TRACE

En este contexto de búsqueda de la armonía, un satélite enviado al
espacio, en abril de 1998 por la NASA, el Transition Region and
Coronal Explorer (TRACE), ha encontrado las primeras evidencias de
música originada en un cuerpo celeste, tal como habían imaginado los
pitagóricos primero y Kepler más tarde.

El TRACE tiene como objetivo estudiar la turbulenta atmósfera superior
del Sol o corona solar, en la que se desencadenan tormentas y
protuberancias. Está equipado con un telescopio especial dirigido
hacia la llamada "región de transición", que se encuentra entre la
superficie relativamente fría del sol, la baja atmósfera donde las
temperaturas son más altas, y la alta atmósfera o corona, mucho más
caliente.

El TRACE posee una resolución temporal diez veces superior y una
resolución espacial 5 veces mayor que la de cualquier otro
observatorio solar. Gracias a sus características, los astrónomos han
podido descubrir la enorme complejidad de la corona solar y obtener
imágenes de vídeo del Sol en lugar de imágenes estáticas (lo que
aporta una dimensión temporal al estudio de la evolución a corto plazo
de las estrellas).

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Sonidos inesperados

Ha sido con la ayuda de esta nueva herramienta cosmológica que los
científicos del Southwest Research Institute (SwRI) en San Antonio
(Tejas), han descubierto que la atmósfera del Sol realmente “suena”,
tal como habían anticipado los pitagóricos y la tradición científica
posterior, debido a que está llena de ultrasonidos en forma de ondas,
tal como explica en un comunicado el propio Instituto.

Según este descubrimiento, la tradicional música de las esferas
consiste en realidad en un “ultrasonido solar” que interpreta una
partitura formada, según el satélite de la NASA, por ondas 300 veces
más profundas que el sonido de la más profundas vibraciones audibles
por el oído humano, con una frecuencia de 100 mili Hertz en periodos
de 10 segundos. Un hertz es la frecuencia de un fenómeno periódico
cuyo periodo es 1 segundo. El ser humano no puede escuchar sonidos de
frecuencia menor a 16 Hz (sonidos infrasónicos), ni mayor de 20 kHz
(sonidos ultrasónicos o supersónicos).

Según sus descubridores, en diez segundos estas ondas se convierten en
ultrasónicas debido a que los átomos individuales experimentan en el
Sol sólo unas pocas colisiones durante el paso breve de cada onda, al
igual que ocurre con el ultrasonido aquí, en la tierra.

Las ondas ultrasónicas se producen o bien por el choque repentino de
flujos electromagnéticamente inducidos en la superficie solar, o bien
por el choque de determinadas ondas de baja frecuencia sonora, cuando
éstas se levantan como las olas del mar desde la superficie del sol.

Ambas razones podrían explicar, además del sonido de la música de las
esferas, otro viejo misterio de nuestro Sol: la fuente de calor extra
con la que cuenta esta estrella en su superficie.

Explicación para las diversas temperaturas solares

A una temperatura superior a los 100.000 ºC, la cromoesfera, situada
entre el núcleo del sol y el arco solar, está aproximadamente 20 veces
más caliente que la superficie del Sol (que tiene una temperatura de
6.000 ºC).

La corona solar (que rodea al sol), está todavía más caliente: 200
veces más que su superficie. Aunque los científicos habían intentado
buscar las razones para esta diferencia durante 50 años, no habían
dado con ellas.

Las ondas de sonido son detectadas desde lejos como pequeñas
fluctuaciones en la luminosidad de las emisiones solares
ultravioletas. El ultrasonido solar está en el límite de lo que puede
detectar TRACE, y es tan débil que las ondas individuales no se
registran. El satélite TRACE es un telescopio ultravioleta que gira en
órbita alrededor de la Tierra.

Aunque el descubrimiento del TRACE ayudará a resolver un misterio
establecido por décadas acerca del Sol y del clima espacial, al mismo
tiempo constituye una nueva e inestimable contribución a la teoría de ...


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Pues de hecho, eso es lo que exactamente está ocurriendo. Todo lo que
vibra porduce "sonido" y nosotros, como humanos, constituídos a su vez por
moléculas, átomos y partículas que vibran por sí mismos y por ende
procucen sonidos individuales, en conjunto y "armónicos" deberíamos ser, a
su vez "directores de orquesta" de los mismos cuando no estamos ocupados
por ganar plata o viendo futbol por tv

A su vez, deberíamos re-generar y de-purar esos sonidos/vibraciones en
aras de la "armonía", que mas de un New Age no tiene pinche idea de lo que
esto signifique aunque repita la condenada palabrita hasta el hartazgo,
son los mismos que defienden a rajatabla un gatito tuerto pero se comen 10
kilos de soja por día, auqnue para sembrarla estan devastando medio
planeta. ("no es lo que entra por la boca lo que contamina sino lo que de
ella sale" dijo algun astuto...)

Del mismo autor se comentaba que nos instruía en "hacernos de tesoros en
el cielo" auqnue de eso, tampoco nadie tiene pinche idea.

La armonía es algo que se construye desde varios extremos y es producto
del trabajo "del grupo"

el resto queda en el Camino

"Escuchad dentro de vosotros mismos
y mirad en el infinito del espacio y del tiempo.

Allí se escucha el Canto de los Astros
La Voz de los Números,
La Armonía de las Esferas.

Cada Sol es un pensamiento de Dios,
y cada planeta una forma de este pensamiento.

Conoced el pensamiento divino, ¡Oh Almas!
es la razón por la cual descendéis y subís penosamente
el camino de los Cielos.

¿Qué hacen los Astros?
¿Qué dicen los Números?
¿Qué trazan los Esferas?

¡Oh, Almas perdidas o salvadas!

Dicen, Cantan, Trazan vuestros destinos.

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